Me arrepiento de tanta inútil queja, de tanta tentación improcedente. Son las reglas del juego inapelables y justifican toda, cualquier pérdida. Ahora sólo lo inesperado o lo imposible podría hacerme llorar:
"Sólo en septiembre enmiendo los errores las pálidas miradas y herejías mis pecados de amor, tus sinsabores tus alabanzas y tus elegías.
Sólo en septiembre apúntalo al deforme que dentro de mi yo, se desespera y espero que paciente se conforme con lo que soy a mi seña y manera." Amaury Pérez, Sólo en septiembre.